CRISTO DE SAN DAMIÁN
VENCEDOR DE LA MUERTE
Y ALEGRÍA DE LA PASCUA
Francisco miró, e interrogó con detención a este crucifijo, y se convirtió en camino que lo condujo a la contemplación de su Señor.
No es un cristo de muertos sino de vivos.
Su
expresión nos lleva de la muerte a la resurrección, a la vida y al encuentro
con los hermanos y hermanas.
Estando una tarde nuestro seráfico padre en
contemplación y oración descubre a un cristo de vivos, de una Iglesia viva, un
cristo de salvación, un cristo de esperanza, un cristo de amor, de igualdad y
de fraternidad.
Un cristo comprometido con los más necesitados
de nuestros hermanos.
La cruz
de san Damián tiene gran teología y está rodeada de gente simbolizada en los
personajes que lo rodean y atestiguan su resurrección.
También nosotros lo atestiguamos con nuestra tau, símbolo en España de los franciscanos seculares. Recogido en la Regla y Constituciones.
Su biógrafo Celano dice que este Cristo habló a Francisco, hoy nos sigue hablando:
¿Oímos su llamada?
En este tiempo Pascual, y siempre, dediquémonos
a repartir resurrección.
Felices Pascuas de Resurrección, ten presente en
tu oración los 50 días que Jesús anduvo en la tierra hasta subir al Padre.
Vivir resucitando y sembrar a Cristo
resucitado es la misión del cristiano, del franciscano secular.
Sembrar resurrección es anunciar y trabajar por
los valores del Reino, es decir, la fraternidad, el amor, la justicia, la paz…
Paz y Bien para todos.
TODOS HERMANOS. OFS CNAS. Cristo de San Damián vencedor de la muerte y alegría de la Pascua