ACCIÓN
SOCIAL, PROMOCIÓN DE LA VOCACIÓN, INTEGRACIÓN DE LAS PERSONAS.
HACIA
LA COMUNIÓN CON DIOS. Esto nos enseña Francisco. Una noche
de oración Francisco proclama «Mi
Dios y mi Todo», con éstas
palabras nos dice que Dios es todo, el centro de nuestra vida.
En
un día esplendido las puerta del Instituto de Secundaria
Obligatoria, Dr. Alarcón Santón, en La Roda (Albacete), se abrieron
para acoger a Laurentino,
Delegado de Acción Social de la OFS, a Ousmane, de El Pasico y a
Miguel Castillo de promoción de la vocación franciscana. Nuestra
anfitriona Ana, nos condujo a la clase dónde los diversos grupos
fueron conociendo una aproximación a Francisco de Asís, las obras
que realiza acción social de la Ofs de España, y la experiencia de
vida del residente en El Pasico -centro de acogida- de Ousmane.
Tino fue explicando los proyectos que se llevan acabo, como se implica la gente de toda edad, también muchos jóvenes, que han entendido lo que es hacer acción social, como el conocimiento de las realidades de este mundo te llevan a la acción.
Ousmane contó como salió de Senegal, la travesía por mar, como en esos momentos que ves que peligra tu vida, tú esperanza es Dios. Y una vez en España esa lucha, esa carrera, esa superación cada día por aprender el idioma, por trabajar, para devolver el dinero del billete.
Ousmane
recibió un montón de preguntas por parte de los jóvenes, que se
interesaron por aspectos de su vida, por detalles de la travesía,
por su familia, por la vida en El Pasico.
Cuando
Ousmane iba relatando todo esto la mente te llevaba al facebook de
Santiago Agrelo, franciscano arzobispo en Tánger, cuando cuenta y
relata el sufrimiento y las penalidades de tantos emigrantes que
intentan pasar a España: «"Es
un hecho si hablamos de emigrantes, estamos hablando de jóvenes que
han recorrido miles de kilometros, caminos interminables de
violencias sufridas -hambre, torturas, violaciones, vejaciones- que
nosotros, nuestra sociedad, les hemos obligado a padecer, y ¡nos
atrevemos a decir que a veces actúan de forma violenta!.
Estamos
hablando de jóvenes que han dejado a miles de compañeros en los
caminos. Estamos hablando de jóvenes cuyos derechos a emigrar con
seguridad los Ministros de nuestros Gobiernos ignoran"».
Ousmane,
efectivamente contaba cómo se habían perdido compañeros en el
camino, gente que al igual que él tenían una meta , una ilusión.
La
pregunta es ¿qué impulsa a los jóvenes a dejarlo todo por un
supuesto paraíso? Ousmane es diplomado en derecho y ayudante de
veterinaria. Así, tantos y tantos jóvenes que llegan a la frontera
en Europa.
En
este punto a los chicos se les expuso el ejemplo de la barca:
Imaginaos
que vamos todos en un barco de madera, cada uno sentado en su sitio,
yo empiezo a hacer un agujero con el berbiquí que me compre yo.
¿Qué
hacen los demás?
Me
aprietan el cuello. ¡Pero el sitio es mío!¡el berbiquí me lo
compré yo! ¡el agujero lo estoy haciendo yo! Pero el barco es de
todos.
Esta
dimensión del barco la hemos perdido.
A nivel religioso, a nivel
social y a nivel político.
¿Qué
me quiere decir el ejemplo de la barca?
Cuando
se ve una obra de arte tiene que hacerse tres preguntas:
¿Qué
es? ¿Qué representa? ¿Qué me quiere decir?
Tal
vez, como en la antigua Grecia y en época de los romanos, el
concepto de persona no lo tengamos claro, o signifique otra cosa.
Francisco
fue el primero que comprendió que Dios está comprometido con
toda la creación, con todos los hombres, con todas las mujeres, con
todas las religiones, con todas las filosofías, con todos ….Lo que
nos mata es que los católicos tienen la manía que Dios es católico,
los judíos que Dios es judío, los musulmanes que Dios es musulmán,
y por eso nos estamos matando hace años, y por eso todas las
religiones sin excepción tienen las manos manchadas de sangre y
además…con guerra santa.
Decimos
que sí, que estamos comprometidos con la creación, con el hombre,
que hacemos esto y lo otro.
¿Conoces
éste Manifieso de 2004?
¿Cómo
estamos 14 años después?
“La
Humanidad dispone hoy de suficientes recursos económicos, culturales
y espirituales como para instaurar un mejor orden mundial. A pesar de
ello, una serie de tensiones étnicas, nacionalistas,
sociales,
económicas y religiosas, antiguas y modernas, ponen en peligro
la construcción pacífica de un mundo mejor. Nuestra época,
ciertamente, ha experimentado un progreso científico y técnico sin
precedentes.
Pero también es un hecho innegable que, a lo largo y ancho del
mundo, la pobreza, el hambre, la mortandad infantil, el paro, el
empobrecimiento y la destrucción de la Naturaleza no han decrecido
sino que por el contrario han seguido aumentando. Muchos pueblos
están amenazados por la ruina económica, el desmantelamiento
social, la marginación política, la catástrofe ecológica, la
quiebra nacional. En tan dramática situación mundial, la Humanidad
necesita ante todo una visión de la convivencia pacífica de
los distintos pueblos, de los grupos étnicos y éticos y de las
regiones, animados por una común responsabilidad para con nuestro
planeta Tierra. [...] estamos convencidos de que precisamente las
religiones, a pesar de todos sus abusos y reiterados fallos
históricos, pueden responsabilizarse de que tales esperanzas,
objetivos, ideales y criterios puedan perdurar, enraizar y pasar a
formar parte de nuestra vida.
Estamos
convencidos de la unidad fundamental de la familia humana que puebla
nuestro planeta Tierra.[...]
Entendemos
que el derecho sin eticidad no tiene a la larga consistencia ninguna
y, en consecuencia, sin una ética mundial no es posible un nuevo
orden mundial. Por ética mundial no entendemos una nueva
ideología,
como tampoco una religión universal unitaria , sino un
consenso básico sobre una serie de valores vinculantes, criterios
inamovibles y actitudes básicas personales. Sin semejante
consenso ético de principio, toda comunidad se ve, tarde o temprano,
amenazada por el caos o la dictadura y los individuos por la
angustia. Como condición básica, todo ser humano debe ser
tratado de forma humana. […]
Esto
significa que todo ser humano, sin distinción de sexo, edad, raza,
clase, color de piel, capacidad intelectual o física, lengua,
religión, ideas políticas, nacionalidad o extracción social, posee
una dignidad inviolable e inalienable. Por esa razón, todos,
individuos y Estado, están obligados a respetar esa dignidad y a
garantizar eficazmente su tutela. [...]Para conducirse de forma
verdaderamente humana vale ante todo aquella regla de oro que, en el
transcurso de milenios, se ha ido acreditando en muchas tradiciones
éticas y religiosas: No hagas a los demás lo que no quieras para
ti. Un principio que tiene un planteamiento positivo: Haz a
los demás lo que quieras que te hagan a ti. Esta debería ser
norma incondicionada, absoluta, en todas las esferas de la vida, en
la familia y en las comunidades, para las razas, naciones y
religiones. Los egoísmos de todo tipo, sean individuales o
colectivos, aparezcan en forma de ideología de clase, de racismo, de
nacionalismo o de sexismo, son reprobables. Nosotros los condenamos
porque le impiden al ser humano ser verdaderamente humano.
Lo
que tienen en común todas las religiones:
- Compromiso a favor de una cultura de la no violencia y respeto a toda vida […] gracias a las grandes y antiguas tradiciones religiosas y éticas de la Humanidad nos ha llegado un mandamiento: ¡No mataras! O, dicho positivamente, ¡respeta la vida! Que nadie se engañe: ¡No es posible la supervivencia de la humanidad sin una paz mundial! Por eso los jóvenes deberían aprender ya en la familia y en la escuela que la fuerza nunca puede ser medio de confrontación con los demás. Sólo así puede establecerse una cultura de la no violencia. La persona humana es inmensamente valiosa y absolutamente merecedora de protección. Pero la vida de los animales y de las plantas, que junto con nosotros habitan este planeta, también merece salvaguardia, conservación y cuidado. La explotación desenfrenada de los elementos básicos naturales, la destrucción despiadada de la biosfera y la militarización del cosmos son un crimen. Como humanos -con la vista puesta en las generaciones venideras- tenemos una responsabilidad especial para con el planeta Tierra y el cosmos, el aire, el agua y el suelo. En este mundo todos estamos implicados recíprocamente y dependemos los unos de otros.
2.
Compromiso a favor de una cultura de la solidaridad y de un orden
económico justo […] En este contexto, las tradiciones
religiosas y éticas más antiguas e importantes de la Humanidad nos
han transmitido un mandamiento: ¡No robaras! Dicho en un
sentido positivo: Obra con y sin doblez. Saquemos, pues, las
consecuencias de este antiquísimo precepto. Ningún ser humano puede
atribuirse
un derecho a robar a nadie, sea cual fuere la manera de hacerlo, ni
puede atentar contra la propiedad ajena ni contra la propiedad común.
Nadie puede tampoco, dándole la vuelta al precepto, hacer un uso
arbitrario de sus propios bienes sin tener en cuenta las necesidades
de la colectividad y de la Tierra.
Un
cambio decisivo de una situación que afecta a los más pobres del
Planeta, cuyo número asciende a mil millones de personas e incluye
una mayoría de mujeres y niños, requiere que las estructuras de la
economía
mundial se configuren de una forma mas justa.
3.
Compromiso a favor de una cultura de la tolerancia y un estilo de
vida honrada y veraz […] En este contexto, las tradiciones
religiosas y éticas más antiguas e importantes de la Humanidad nos
han
transmitido un mandamiento: ¡No mentirás! Dicho en un
sentido positivo:¡Habla y actúa desde la verdad! Saquemos,
pues, las consecuencias de este antiquísimo precepto: Ningún ser
humano, ninguna institución, ningún Estado y ninguna Iglesia o
comunidad religiosa tiene derecho a decir falsedad a los demás. Los
medios de comunicación, los políticos, el arte, la ciencia y los
representantes de las religiones no tienen en absoluto derecho a
vulnerar la esfera privada del individuo, ni a desfigurar la
realidad, ni a manipular la opinión publica, ni a mentir u ocultar
la realidad, ni a avivar prejuicios respecto a otros grupos.
4.
Compromiso a favor de una cultura de igualdad y camaradería entre
hombre y mujer. En este contexto, las tradiciones religiosas y
éticas más antiguas e importantes de la Humanidad nos han
transmitido
un mandamiento: ¡No te prostituirás ni prostituirás a otro!
Dicho en sentido positivo: ¡Respetaos y amaos los unos a los
otros! Ningún humano tiene derecho a degradar a otro hasta
convertirlo en puro objeto de su sexualidad, ni a someterlo o
mantenerlo en una forzada dependencia sexual. Dondequiera que se
proclame el predominio de un sexo sobre el otro -especialmente si se
hace en nombre de una convicción religiosa- y se tolere la
explotación sexual; dondequiera que se fomente la prostitución o
abusos de los niños, debe surgir una actitud de resistencia.
Por
todo ello se hace necesario un cambio de mentalidad, en el
individuo y en la opinión pública. En cuestiones tales como la
guerra y la paz, la economía y la ecología, se han operado cambios
fundamentales durante las últimas décadas. ¡Se impone un cambio
similar en relación con la ética! Todo individuo no sólo posee una
dignidad inviolable y unos derechos inalienables; también debe
asumir una responsabilidad intransferible en relación con todo lo
que hace u omite. Mantener viva esta responsabilidad, profundizar en
ella y transmitirla a las generaciones siguientes es quehacer
específico de las religiones.
No
es fácil lograr este consenso, pero partiendo de los principios
comunes se pueden encontrar soluciones objetivas a cuestiones
concretas, como bioética, ética de la economía... Muchas
profesiones se dotan de códigos de ética, y queremos animar a las
distintas comunidades religiosas a que formulen su ética específica,
por ejemplo, sobre el sentido de la vida y de la muerte, manera de
afrontar el problema del dolor, perdón de las culpas, la entrega
desinteresada y la necesidad de la renuncia, la compasión y la
alegría. Con
ello
se profundizará, explicitará y concretará el ethos mundial, que ya
se va haciendo perceptible.
Para
concluir, apelamos a todos los habitantes de este Planeta: Nuestra
Tierra no puede cambiar a mejor sin que antes cambie la mentalidad
del individuo. Abogamos por un cambio de conciencia individual y
colectivo,
por un despertar de nuestras fuerzas espirituales mediante la
reflexión, la meditación, la oración y el pensamiento positivo,
por la conversión del corazón. ¡juntos podemos mover
montañas! Sin riesgos y sin sacrificios no será posible un cambio
fundamental de nuestra actual situación. Por eso nosotros nos
comprometemos en favor de una ética mundial común, de un
mejor entendimiento mutuo y de unas formas de vida socialmente
conciliadoras, promotoras de paz y amantes de la Naturaleza.
¡Invitamos
a todos los seres humanos, religiosos o no, a hacer lo mismo!
EXTRACTO
DEL MANIFIESTO PARA UNA ÉTICA MUNDIAL.
Desde
el convencimiento de la corresponsabilidad en la búsqueda de un
orden mundial mejor, del compromiso con los derechos humanos, con la
libertad, la justicia, la paz y la conservación de la Tierra, y como
seres humanos orientados espiritualmente, un grupo de hombres y
mujeres de diferentes religiones del Planeta se dirigieron a todos
los seres humanos para poner de manifiesto la necesidad de una ética
mundial. Este manifiesto se produjo como consecuencia del Parlamento
Mundial de las Religiones de 2004, en Barcelona.
QUE
LA PAZ SEA CON VOSOTROS
السلام عليكم
SHALOM
ALEJEM
PAZ
Y BIEN