martes, 11 de julio de 2023

 TU CUERPO Y LA ACCIÓN SOCIAL

SEÑALES - NIVELES

   Seguir a Jesucristo, ver en los demás a Cristo, ayudar al que lo necesita física o espiritualmente, darnos cuenta de quien sufre, es mi responsabilidad como cristiano. 
   No permanecer indiferente ante lo que vemos, ante lo que percibimos.

   Trini Ried en su libro Una Fe que Encanta compara la acción social con el cuerpo humano.

   El cuerpo humano es un organismo que requiere de todos sus órganos y miembros para poder funcionar.

   Las personas formamos un todo, y nos necesitamos mutuamente para poder crecer bien y en paz, por lo que hacerse cargo de los que sufren más necesidad es como si al corazón no le importara el hígado y dijera, a este no lo pienso irrigar. Tarde o temprano, la sangre que bombea se empezaría a intoxicar y el cuerpo a verse afectado en su totalidad.

   El sistema inmunológico y nervioso en la primera señal de debilitamiento, pobreza o enfermedad de un órgano a de parte del cuerpo, avisa al sistema central para que disponga ante la emergencia.

   Los glóbulos blancos que viajan por la sangre en todo el cuerpo avisan a todos de que hay uno que lo está pasando mal y los hacen reaccionar con lo que son y pueden para cooperar.

   No hay órganos que se protejan solo a sí mismos y todos se coordinan para la armonía y funcionalidad.

   Los nervios producen sensación de dolor y todo el cuerpo no puede estar tranquilo hasta que se sane totalmente, aunque se trate de una uña encarnada.

   Si entendiésemos que somos un solo cuerpo y tuviésemos un sistema nervioso en el que realmente nos doliera el padecimiento de otros, la acción social sería el equivalente a los glóbulos blancos que circulan por todas partes y nos ayudan a reaccionar.

   Pues entonces hay que ser como los glóbulos blancos, ver a Cristo en cada persona, avisar para reparar ciertas condiciones, para practicar la justicia y fraternidad, poner el amor en sus vidas.

El espíritu anima la acción social y las personas son las que tienen la prioridad sino es así hay que preguntarse si es cristiana.

 La función del cristianismo no es superar la pobreza, su función primera y fundamental es generar una renovación del espíritu que permita a cada persona valorarse, aceptarse y sentirse esencialmente digna frente a la vida y un igual frente a los demás. Para esto hay que superar las condiciones de desigualdad y necesidades básicas, para que la persona se sienta realmente digna. Por eso la Iglesia se ha preocupado por los más pobres y los marginados de la sociedad.

   La madre Teresa de Calcuta ve los moribundos en las calles, ve que son indiferentes para los demás, eran seres “invisibles” para la sociedad y entendió que Cristo estaba en cada uno de aquellos seres. Para esto se necesita el sacramento de la Eucaristía, la oración, y así pasar a la acción. Evolucionar y madurar el encuentro con Cristo para que el impulso inicial sea un amor maduro, comprometido, que mantiene firme y fiel.

   Lo más importante en la acción social es el vínculo mutuo, donde nos tratemos como iguales, cuidando la dignidad de cada cual. En cada persona hay un mundo que conocer, que aprender, que dar y recibir, y eso no puede ser desde una actitud superior. Lo lograremos con el respeto al otro Cristo que tengo frente a mí. Jesús está en cada ser y, cuando ayudo a otros, también me relaciono con él y alivio sus padecimientos.

   Lo que nos une a Jesús. La acción social es una obligación cristiana porque el amor empuja a hacerse cargo de los demás.

   La acción social no puede ser hacer cosas para yo sentirme bien.

   La acción social es una entrega constante en la que siento que los demás son parte de mi ser y que formamos una unidad, como el cuerpo humano.      

El Catecismo de la Iglesia Católica dice:

El amor a los pobres

2443 Dios bendice a los que ayudan a los pobres y reprueba a los que se niegan a hacerlo: « A quien te pide da, al que desee que le prestes algo, no le vuelvas la espalda» (Mt 5, 42).«Gratis lo recibisteis, dadlo gratis» (Mt 10, 8). Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan hecho por los pobres. La buena nueva «anunciada a los pobres» (Mt 11, 5) es el signo de la presencia de Cristo.

2444 «El amor de la Iglesia por los pobres […] pertenece a su constante tradición». Está inspirado en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la pobreza de <Jesús, y en su atención a los pobres. El amor a los pobres es también uno de los motivos del deber de trabajar, con el fin de hacer partícipe al que se halle en necesidad. No abarca sólo la pobreza material, sino también las numerosas formas de pobreza cultural y religiosa.

2446 San Juan Crisóstomo lo recuerda vigorosamente: «No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida; […] lo que poseemos no son bienes nuestros, sino los suyos». Es preciso «satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia»:

«Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia».

2447 Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justica que agrada a Dios.

 Pues así como los glóbulos blancos alertan de una necesidad, que en nuestro interior, cuando veamos 👀 una necesidad en nuestro hermano, se pongan en marcha las alarmas para socorrerlo.


PERO AHORA VAMOS A IMPLANTAR UNOS NIVELES

   Porque el ser humano tiene además una parte espiritual y racional que con lo dicho anteriormente forman un todo.

   En un esbozo de antropología humana podemos establecer:

   VIDA MORAL. PARTE ESPIRITUAL Y RACIONAL

   Establecemos tres niveles:

 Nivel 1 CONSENTIR. NIVEL 2 SENTIR. NIVEL 3 PARTE CORPORAL, BIOLÓGICA.

El nivel 2 interactúa con el 1 pero aquí está tu voluntad, tu consentimiento de dejar actuar o no. Al nivel 2 llegan señales del nivel 3.

«Lo que sale por la boca brota del corazón; y eso sí que contamina al hombre. Pues del corazón salen pensamientos malvados, asesinatos, adulterios, fornicación, robos, perjurios, blasfemias. Esto sí que contamina al hombre y no el comer sin lavarse las manos». (Mt 15, 18).

   He aquí una enseñanza de Mateo sobre lo que de verdad contamina al hombre, quizás ahora, como entonces, haya quien se escandalice sino se cumplen las normas impuestas por la sociedad del momento.

   Por esto es muy importante no dejar que suba al nivel de CONSENTIMIENTO aquello que vemos no es de Dios. SENTIR NO ES CONSENTIR.

   Nos llegan imágenes, sonidos, palabras; nuestra imaginación, nuestros sueños … (TV, Radio, personas, mundo) que se canalizan en sentimientos (buenos…malos) y es aquí que los aceptamos, con-sentimos, o los rechazamos.


   El Catecismo de la Iglesia Católica en 1752 nos habla de la intención, de la razón, de la orientación de la voluntad. Hacer un servicio por el amor de Dios.

 


  El nivel superior, consentimiento, conciencia, se da en el ser humano ya que se siente responsable de sus actos que previamente se le ha concedido la posibilidad de elegir libremente (Dt 30,11-14).

   Para Pablo la conciencia se encuentra inscrita en cada corazón, independientemente de si se conoce o no la revelación bíblica, y así cada persona será responsable de sus actos (Rom 2, 12-15).

   La conciencia (1) es testigo de la rectitud e integridad de la persona. Tiene la capacidad de evaluar y elegir una línea de actuación según la ley escrita por Dios en nuestros corazones.

   Los niveles interactúan. No dejes que suban los actos malos según la expectativa de Dios.

  

 Con todos estos datos: las SEÑALES del cuerpo (glóbulos blancos) los SENTIMIENTOS, los elevamos al nivel del CONSENTIMIENTO para actuar o no según sea razonado cristianamente.

   Y de esta manera estaremos atentos al necesitado, prestos para la acción social, cada cual según los dones recibidos.  

 

BIBLIOGRAFÍA: TU CUERPO Y LA ACCIÓN SOCIAL SEÑALES - NIVELES es una idea, de la lectura del libro, (un extracto), de Trini Ried. Con apoyo del Catecismo de la Iglesia Católica. Y las enseñanzas del Padre Juan Solana L.C. Director del proyecto Magdala.
 Que el Señor los bendiga y los guarde. 

             https://www.magdala.org/peregrinacion-de-la-libertad/?lang=es



   El libro de Trinidad Ried Goycolea, está escrito con un lenguaje actual y entendido por todos.

   Periodista de la Universidad Católica de Chile, casada y madre de seis hijos. Trabajó en televisión y prensa escrita.

 Con la firme convicción de querer formar personas, en 1996 fundó, junto a su familia, el Colegio Santa Cruz de Chicureo. Es ahí donde va tomando forma su vocación de educadora y de formación humana que ha desarrollado durante más de 26 años.

 Ha publicado más de 50 libros entre ensayos novelas y cuentos, entre ellos: La Filosofía del Bambú, Peces contra corriente, Una nueva sabia, Los cuentos de la Trini, para ser mejores, Cuentos para todos, y las series Trinuka y Aki, entre otros.

Lo encuentras en: Ediciones Mensajero. Grupo Loyola.

https://gcloyola.com/colecciones-mensajero/3477-una-fe-que-encanta-y-aunque-duela-no-espanta-9788427143722.html


PAZ Y BIEN